viernes, 6 de diciembre de 2013

Schz #40

Otra vez he sucumbido sobre la prueba, maldito omnipresente el que se interpone sobre la ruta, me llamo Santiago y estoy enfermo, siete demonios intervienen mi mente, dos sonríen, uno aconseja, cuatro maldicen, maldita sea, estoy solo, no existo, no importa si escribo o si lloro, estoy solo y no existo.

— ¡Santiago, mátate! — resuena la voz aguda en mi mente.
— No puedo. —  le explico.
— ¡Santiago, mátate!. — repite el mismo.
— ¡Cállate.! — exclamo cabizbajo.
— Santiago, no existes, mírate, estás solo, esto no es real, ¿entiendes?, ¿lo percibes cierto?, ¡no existes! — agrega una voz grave.
— No puedo. — repito en voz baja.
— Tienes miedo — esta vez interviene la fémina.
— Quizás — susurro.
— Entiendo — se resigna uno.
— ¡Idiota! — exclama el del acento raro.

Trato de dormir, no puedo. Necesito drogas, a veces pienso. Necesito una realidad más, medito mientras escribo. Un poco de música quizás los distraiga, pero todo está a oscuras, formulo. Trato de olvidar, para por fin caer dormido. Ya casi duermo, continúo vivo.

— ¡Santiago, mátate!. — exclama Satiur.