jueves, 24 de abril de 2014

Schz #2 - Propuesta - Parte 1

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Santiago, con los ojos casi entrecerrados, solo mira el techo ofuscado de su pieza, con esfuerzo trata de respirar un poco pero el diafragma le impide el paso, su corazón palpita como perro mientras pequeñas lágrimas empiezan a recorrer sus mejillas. Las venas por debajo y en los laterales de su rostro se hinchan, una coloración azul invade su rostro, parece sonreir demasiado reluciendo así su dentadura y masticando el vacío de su desgracia. Trata de sujetar la soga, pero sus delicados brazos no tienen suficiente fuerza ni ángulo. Su visión se consume bajo algo parecido a combustión, cada vez ve más oscuro, aquel concreto blanco ahora son manchas negras en continua expansión.

- (...) ente! — percibe Santiago, ciego y con una fuerte pulsación en el cerebro.
- (...) iente! — Santiago saborea algo amargo, todavía ve oscuro, el lateral de su cuerpo está frío, frunce el ceño todavía con los ojos cerrados.
- Siguiente ! En pie ! Sucio ! — Un frío y aspero material coge su nuca y con fuerza levanta a Santiago de su estancia.

Aquellas ásperas manos abren los ojos de Santiago, y la pulsación cerebral incrementa su rango, ahora todo es gris y ofuscado, borrosas formas ve en movimiento con algo de esfuerzo.

- Santiago, Santiago, muchacho, sucio humano, reacciona ! — Aquella mancha gris golpea sus mejillas, parece hacerle bien, el desenfoque se disparce.

Quiere llorar, respira más rápido aún, está seco, se atraganta con el vacío mientras que su lengua convulsiona y sus dientes se resisten a la paciencia. Hay alguien delante de él, le observa ojo por ojo como rebuscando su orientación, parece ser una mujer, parece ser un hombre, tiene delicados rasgos pero aparenta haber sido maltratado de algún modo, tal cual una triste y perfecta melodía, es delicadamente constituida pero solo lástima resulta en sus oyentes. Así era él, o ella, le sujetaba el rostro a Santiago como limpiando sus pómulos con aquellos dedos rudos acariciando su presencia.

- Hermano, eres el siguiente. Aunque tu situación es algo difícil, eres parte de la excepción — el ser dejó de sujetarlo y tras de él se desplegó una muchedumbre de entidades similares en su rareza.

- Denael, ya, déjalo, déjanos verlo — Aquel estaba desnudo, mas sexo no se podía apreciar en sus partes, estaba configurado para mandar, no tenía rastros de cabello en el rostro y yacía sentado en un trono gris rodeado de objetos de extraña proscedencia. A sus lados, habían más desnudos, algunos llevaban túnicas grises, todos sentados, atentos a Santiago, como comentando secretos a sus espaldas.

- Santiago, me dicen Sareil y me encargo de decidir entre lo bueno y lo anticuado, entre lo obtuso y lo recto, entre Nietzsche y Hitler. Como ves, nunca la tengo fácil. ¡Para las cosas más simples están los neutros esos!¡ pero a mí!¡joder!¡a mí me encargaron esto!¡espero que este ciclo sea bien compensado¡ — explicaba el desnudo, gesticulando demasiado, como orando al público, los demás seguía mirándo a Santiago, por ahí, alguien reía.

- Santiago, Saúl, Sergio, Simón, Salathiel — Te ha costado llegar hasta aquí, ¿cierto?. Te necesitaba una vez más, perdón. — Sareil alzaba su brazo como indicando el cielo gris que cubría la escena, mientras los murmullos aumentaron su tono y Denael interrumpía el momento.

- ¡Sucio Sareil !, ¡dejad vivir a mis hermanos ! ¡podemos usar otros medios ! — gritaba Denael con voz de barítono.

- Denael, puedes retornar a tu ciclo si quieres, solo hace falta que lo declare, pero no pienso volver a interceder por ti en el olvido, ¿quieres eso?¿no?. Entonces sé sordo por hoy, mudo hasta mañana y que tus ojos solo puedan ver tu destino mas no el rumbo — en un tono más recio, Sareil se levantó de su descanso mientras que Denael caía arrodillado palpando desesperadamente sus oídos, abría demasiado la boca, parecía sufrir, había sido castigado.