domingo, 3 de agosto de 2014

Devan #532 - Mi idioma

Aquella entidad de apariencia reptil decapitó al ser largo que llevaba mi morral, la recogió y mirando directamente a la nave, clavó su lanza en el cadáver del gris, rotando a la misma sobre su centro con el objetivo de inflingir más dolor.

- Mátalos, Jiwa. Mátalos, antes que se eleven demasiado. — entendía el idioma, ¡lo entendía!, mi apresor me soltó, al voltear observé que aquel personaje manipulaba algo en su brazo, tenía una pequeña pantalla donde podía ver la figura de los objetos que hace un momento se encontraban esparcidos en las dunas.

La brillante nave se disponía a partir bajo la mirada amenazante de la asesina, hasta que explotó, la intensidad del suceso levantó poco más que arena, sin embargo esta no llegaba hasta la cueva, algo nos protegía, parecía ser un domo transparente.

- Pensábamos que ya no quedaban más pálidos, ¿dónde se refugian?¿por qué usan traje? — preguntaba el presunto autor de la explosión, su piel tenía un tono rojizo, llevaba un traje blindado, cinco dedos con una palma pulcra y blanca, además de muchos artefactos parecidos a armas que contenían su traje.

- ¿Cómo sabes mi idioma? — pregunté.

- Jajaja. —  el reptil me cogió bruscamente del cuello, tenía una fuerza inmesurable, podía sentir sus húmedas escamas en mi cuello —  Pobre edan, es nuestro idioma, debes agradecernos el conocimiento que brindamos a tu especie y rendirnos respeto, ¡el que pregunta aquí soy yo!.

- Déjalo Jiwa, está perdido. —  apareció aquella asesina de voz más cálida —  He revisado sus objetos, no creerás lo que he visto.

- ¡Déjame ver! — el tal Jiwa soltó bruscamente mi cuello, al tocarme noté pequeños hoyos en mi piel, brotaba un poco de sangre, inmediatamente empezaba a marearme.

- ¡No!, no tienes el rango adecuado, te enterarás por transmisión, pero ahora no. —  respondió con autoridad la reptil, empezaba a observar opacado el entorno y un fuerte dolor de estómago parecía derretir mi interior —  ¡Bastardo!, lo envenenaste con tus manos, ¡te dije que uses los guantes! —  lo entendí, envenenamiento, bacterias, gérmenes, cualquier cosa podría matarme en esos momentos.

- Perdone mi Serat, por favor no ... — Serat le extirpó un brazo, lo sabía porque pude apreciar el miembro en el suelo, aún con movimiento en sus dedos, mientras entraba en un proceso de convulsión — ¡No! —  gritó Jiwa discretamente.

- ¡Sí Jiwa!¡Así aprenderás!¡Estás cauterizado y dopado, no llores como lagarto!¡Ahora debemos llevar a este pálido abajo antes que muera por tu irresponsabilidad! — explicaba Serat, cogiéndome entre brazos.