sábado, 19 de octubre de 2013

La vendedora simpática

Devniel se encuentra cansado, con  los párpados caídos de tanto en tanto, ya son más de setenta minutos de viaje, algo incómodo y perezoso vuelve a caer dormido en aquel bus limeño. El tumulto aumenta, demasiados pasajeros obstruyen la vista que hace minutos disfrutaba, una perspectiva general de aquel transporte público.

Él está sentado, rodeado de gente, cuando súbitamente una refrescante voz se empieza a escuchar. "Lo mismo de siempre" , piensa Devniel, él sabe que es un vendedor más, a veces colabora, a veces no, quién sabe por qué. Sigue ocioso, sentado, esperando llegar a su destino cuando de entre el tumulto que frente a sus ojos se percibía, un hermoso manto negro de finos cabellos emergía, sus ojos eran del color del vino tinto, su cara era ovalada geométricamente bendecida, el detalle era la sonrisa, aquellos pómulos levantados, algo disruptivo, algo nuevo, "Esto es nuevo" - piensa Devniel, "Una vendedora feliz, joven, demasiado alegre, simpática, me enamoré".