lunes, 25 de noviembre de 2013

Devan #130 | Las lecciones de Orph

[borrador]

- ¿Por qué nos desvelamos? — preguntó el maestro Orph, mientras recorría el aula vestido con el típico traje stelar, unas hombreras de cuero sintético con un atuendo suelto hasta la cintura, pantalones de viento, una delgada faja  que hacía el papel de cinturón abolsillado y unas botas delgadas hechas de cintas negras poco conocidas.

- ¿Por qué nos desvelamos?¿exámenes?¿tareas?¿vicios?¿mujeres?  — repetía el maestro expresando soltura con sus manos, gestos parecidos a los que antaño hacían ciertos individuos en ruinas sagradas. — ¿Es qué acaso nadie tiene las pelotas de pretender al menos rebatir mis opciones?¿Algún becerro quiere desafiarme?.

- Tiempo profesor, por tiempo — la aguda voz de Boris otra vez despertaba el odio del alumnado, incluyéndome. Y por su puesto que en el fondo estropeaba el acto del profesor, quien con recelo terminaba aceptando su sigilosa derrota.

- Excelente, señor Orbus. ¡Por tiempo! De alguna manera, nuestra indiferencia a los límites biológicos que impone nuestro cuerpo humano, ¡y solo humano sin ningún complemento de lata!, con la necesidad de una extensión en el día obliga a muchos a burlar los sueños para tener días de treinta horas por ejemplo  — explicaba el maestro mientras rebuscaba algo en su morral cerca al proyector — Los más débiles usan drogas, ¿cómo ustedes cierto?, miren aquí tengo grageas de ... ¿cómo es que las llaman? ... ¡Ah!, "Grageas del Ermitaño", solo enajenables en el puerto del Llano, ocultas siempre bajo kilos de pescado por supuesto.

Al parecer, el profesor quería explicar los efectos de la droga utilizando uno de los robots orgánicos del laboratorio. Se acercó a Emul, el nombre de nuestro bot orgánico, le indicó que ingiriera la pastilla verde oscura que mantenía entre dedos y al hacer ciertas pulsaciones sobre el torso de Emul, la transparencia corpórea se activó, mostrándonos en vivo cómo era el proceso de digestión de la llamada droga "académica" de la cual no había oído hablar nada hasta ahora.

- A ver, si indico a los nanocomponentes iluminarse por componente químico distribuido en todo el sistema de Emul, podrán apreciar como ... — Orph se encontraba manipulando el torso de nuestro bot, dando así la espalda a todo el auditorio, decidí apartar mi atención de las maniobras táctiles del stelar y observé a mis compañeros en busca de contacto visual para saludarlos, había llegado tarde al taller y no quería parecer  soberbio. Miré tanto debajo de mi escritorio como arriba para encontrar, de los que conocía, a Boris en estado solitario, Eik conversando con su cyphone, Rob comiendo una lata de habichuelas a escondidas y a parte de ellos, cuatro reptiloides de intercambio con quienes pocas veces dialogabamos debido a su siempre necesidad congénita de permanecer debajo y evitar el sol a toda costa, otros cinco jóvenes de la facultad y varios, diría yo, decenas de alumnos de otras facultades quizás de nanofactura, psicorugía, electrónica e incluso metafísica. Hasta que el gesto particular del profesor volvió a llamar mi atención, con las manos extendidas retornó de sus murmullos.

- ¡Listo!, miren cómo esta pequeña gragea puede producir la dirección de flujos tanto al corazón como al cerebro, eso no es todo, los componentes químicos se están distribuyendo por todo el sistema circulatorio y nervióptico del bot, las pulsaciones de Emul aumentan ¿observan?¿el consumo de la batería se ha multiplicado exponencialmente? Claro que esto se traduce en adrenalina para un ser humano. — Orph levantaba su brazo derecho mientras con la izquierda palpaba la parte trasera del cuello de Emul, donde luego dirigió su mirada.

- Si aceleramos el metabolismo del bot, déjenme ver ... — el maestro ahora manipulaba una interfaz ubicada en el lugar antes mencionado — Mmm, cinco días adelante resultan en los siguientes niveles de deterioro.

¡Increíble!. En la proyección se podían apreciar distintos indicadores acerca de la ingesta de esa pastilla. El estómago artificial se había desgastado dos diezmilesímas equivalente a la ingesta de cincuenta alimentos, algo muy elevado a comparación de las dos millonésimas que implica el consumo de un alimento promedio. El procesador principal había dejado secuelas, en un gráfico se podía apreciar el poder computacional en descenso desde el día de consumo hasta cinco días después donde se mostraba por debajo del promedio del bot. El corazón artificial también había sufrido un desgaste significativo.

- A este paso, tendremos que suspender a Emul, si no fuera por el presupuesto de la universidad. ¿Vieron los resultados?. El tiempo nos cuesta tiempo, si queremos tiempo, lo pagaremos a modo de préstamo con retazos de tiempo. El universo se las cobrará por tiempo de vida, cada vez que ingerimos una de estas grageas, pagamos con días de vida, en caso de no tener dinero para transplantes claro está. ¡Jajaja!. Pero sabían que existe otra alternativa, podemos burlar los sueños naturalmente y sin infringir desgaste a nuestra carne. Bienvenidos a las artes del sueño, un pequeño taller para ejercer voluntad sobre nuestro cuerpo.


( continuará ...)

viernes, 22 de noviembre de 2013

Devan #340 | Mubobobo, búscalo.

Boris no tenía dinero, tenía miedo, impotencia quizás. Su pequeño y casero laboratorio necesitaba de fondos para subsistir, no quería pedirle dinero a su padre - único sustento familiar - por motivos de orgullo. Ya casi terminaba la universidad, pero no sabía en qué puesto trabajar, considerando su descarte de diferentes especialidades que por desinterés no quería seguir, todo era común para él. De acuerdo a lo que me dijo en el taller de robótica años atrás, su única salvación era la IMB una corporación de investigación y manufactura de maquinaria interestelar. Hasta que desapareció, me abandonó. Ahora lo volvía a ver después de varios meses, en la red era difícil encontrarlo :

- Hola Boris, que onda con esas notas — me senté sigilosamente, él estaba solo en el comedor, cabizbajo como ocultándose de la mirada general de los cientos de jovenes que usualmente almorzaban juntos.
- ¡El señor Devan!, el preferido del taller de Serbas, el más adiestrado en las artes del código empero un desastre con las tuercas y digna verguenza para Aristóteles, ¿quieres una ayuda con tu tarea de física elemental de nuevo? — levantó su mirada, pronunciadas ojeras relucían en su rostro, pero esa sonrisa intelectual siempre destacaba.
- ¡Boris Orbus!, quizás el mejor mecatrónico de la universidad, empero una verguenza para educar a sus máquinas, ¿quieres que le de alma a tus bots de nuevo? — le respondí desafiadamente, antaño nos complementabamos perfectamente, se podría decir que hacíamos el equipo perfecto. Si no fuera por su retirada parcial un par de semestres, algunos dicen por un intento de suicidio, podríamos haber fundado una gran empresa.
- ¿Cómo vas con los cursos — le pregunté mientras disponía en la mesa mi cuenco de vegetales y legumbres — especialmente aquellos dónde hay chicas.
- Cuatro, ya han sido cuatro las víctimas — reía, levantando cuatro dedos, luego tomó una cuchara de su sopa y retorno a escribir extraños símbolos en un papel que tenía al costado de sus servicios.
- No me jodas, cómo que cuatro, sí apenas le hablabamos a la bibliotecaria — estaba exaltado, no podía creer que Boris había salido con más féminas de las que tenía en mente, es cierto que ya han pasado dos años desde que nos separamos y siempre pensaba que Boris ya había debutado a pesar de su extrema timidez, pero con cuatro, con cuatro era exagerado, solo digno de verdaderos seductores.
- Sorpréndete, todo está aquí, ¿entiendes? — me explicaba mientras golpeaba su frente con su índice.
- Entiendo, ¿clases particulares? — trataba de adivinar su secreto.
- Podría ser, pero lleva mucho tiempo, y las probabilidades son ínfimas considerando mi aspecto — explicaba extendiendo sus manos, y bueno, un pequeño arroz volaba en medio.
- Mmm, ¿ahora haces cosas de jóvenes promedio?¿aguardiente?  — intenté otra vez de descubrir sus métodos.
- No. ¿Recuerdas el libro prohibido de Froud que robamos de la biblioteca pero solo te dejé leer unas cuántas páginas antes de llevármelo a casa? — se refería a un par de años atrás, cuando queríamos estudiar ciencias ocultas, los libros pertinentes estaban disponibles solo para Astres, el máximo nivel académico después de Stelars, Lumnus y Alumnos. Nosotros apenas eramos alumnos, así que teníamos que escabullirnos para encontrar lo divertido.
- Sí, lo tengo grabado en estos lentes — respondía tocando las gafas inteligentes que llevaba.
- Mubobobo, búscalo. — me indicó riendo diabólicamente — sabes que soy obediente a la ley , así que solo lo uso para interferir en los sueños de mis víctimas, mas no para tomar acción física alguna. Los del astral me vigilan ¿sabes?. Debería compartirte el libro, pero antes debes visitar al maestro, aquel que me internó ese par de semestres cuando estuve ausente.
- ¿Los fumadores de porro?¿Crees en los Eoclen? — le pregunté frunciendo el ceño.
- No creo en los eoclen, ellos creen en mí — me respondió astútamente, ¿a qué se refería con que los eoclen necesitaban creer en él, es que acaso los eoclen confían en las personas sus artes, nos necesitan?
- Venga Boris, mucho porro te ha hecho daño.  — le increpaba, las ojeras podían ser resultantes de hierba quizás, hasta que vi mi reloj — ¡mierda! tenía un examen hace cinco minutos. Nos vemos en la red, y quizás físicamente en meses, ¡adieu!.

[Perspectiva de Boris]

- ¿Quién es, Boris?  — la voz del maestro dremor susurraba a mis oídos.
- Maestro Froud, es Devan, un amigo particular. — le respondía, mientras escribía los símbolos necesarios para entrar a la biblioteca de nuevo y reemplazar aquellos libros que necesitaba usando solo mi proyección astral.
- Lo conoceré muy pronto, ¿no es cierto Boris? — era una orden, Froud no pide favores.
- ¿Tiene algo en especial un instructor de latas? — trataba de averiguar por qué le interesaba el idiota de Devan.
- Depresión.  — ¿depresión?. El maestro no conoce la fase maniaca de Devan, su transtorno le ha dado la oportunidad de llamar la atención de un eoclen, interesante. Pero no puedo refutar al jefe. Joder, ya casi acabo, odio estar entre tantos jóvenes.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Devan #210 | La salida

No es un fin de semana cualquiera, no es un sábado de películas piratas, videojuegos, literatura fantástica, ufología o conocimientos apócrifos a montón. Hoy salgo de casa por segunda vez, Lud me ha invitado a una fiesta en el centro de la ciudad y como parte de mi investigación no le he podida negar, en fin, tengo que reconocer que aquella primera salida todavía me hace reír cuando la recuerdo, aquella atrofia temporal de sentidos no ilegal despejó facultades humanas que mi persona pocas veces dejaba relucir.

Ya estaba relativamente cerca al paradero del sector diez de Phramfield, me levanté del asiento en suspensor, rocé con varios robots antes de llegar a la puerta de descarga, seleccioné el paradero en el hológrafo del bus - como clásicamente lo llamamos en Phramfield, a pesar de ser una nave para corta altura - este aceleró a doscientos kilómetros por hora al no detectar la solicitud de bajada intermedia de ninguno de los trescientos pasajeros entre humanos, robots y reptiloides que viajaban.

Ya dispuesto en la puerta de mi hogar, esperé a que el dobot me abra la puerta, había estropeado mis dedos al quemar un circuito en el laboratorio de nanotecnología de la universidad y aquellos fragmentos minúsculos aún estaban adheridos en mis surcos dactilares, es así que no podía identificarme con mi huella manual. No quería fastidiar a mi madre, así que preferí esperar.

Mientras Scotty ladraba de alegría al verme en la puerta. Contemplaba la barriada, aquel sector diez en las puertas del infierno conocido también como el "Llano". Tengo que agradecer que a pesar de ser una zona levemente peligrosa - con verdaderos fumadores de porro, traficantes de krokodil, ingenieros canallas y por su puesto fiestas paganas a montón - al crecer en esas calles aseguraba mi tranquilidad respaldada por la conocida ley urbana de la no violación vecinal.

Esperando tranquilo en mi puerta, saludaba a los conocidos que pasaban por la calle hasta que aquella voz, preinstalada anteriormente por mi persona, me dio la bienvenida a casa.

- Bienvenido a casa Devan, fóllame, fóllame — repetía el dobot.

No pude contener la risa, la noche anterior programé unas instrucciones para reproducir una de las frases populares de mi actriz favorita.

- Pero qué demonios Devan — renegaba mi madre a lo lejos, en la cocina para ser exactos.
- Los de Sonda nos recargarán más de lo debido a fin de mes ¡bestia! — resaltaba mi vieja.
- No má, no hay recargas por eso, no te preocupes, he averiguado en los foros — trataba de explicarle.
- Más te vale, más te vale, sabes que te doy de alma — una de las clásicas frases de ella.

Aproveché entonces para decirle sobre la salida particular que iba a tener esa noche, a mi madre le gusta que salga, sabe que es mejor que la decena de psicólogos a los que acudía.

- Má, hoy día salgo en la noche — le decía mientras estaba sentado en la sala viendo el cronovisor.
- ¿Sí? Ay mi Devan, ya estás creciendo. Está bien, pero no bebas demasiado — recomendaba mi madre mientras picaba un par de jitomates. Los impresores no lo imprimen todo, especialmente productos tan particulares como el jitomate del valle del Fatme.

Subí a mi pieza, cientos de cables adjuntos uno al otro hasta formar una especie de alfombra plástica adornaban el piso con aquel destello óptico que reaccionaba al contacto con mis pies. Fue una buena hackeada que hice en vacaciones, mientras varios de mis amigos se divertían en la playa.

Cogí y me coloqué los lentes del computador, me eché en mi cama y revisé las actualizaciones de Fabk y Braph, las sociales me deprimían, me hacían sentir que desperdiciaba mi vida al ver como mis compañeros realmente las disfrutaban, así que las ojeaba muy rápido. En Braph, en cambio, chequeaba el estado de mis objetos, de mi grafo específicamente, al parecer había una nueva serie para la tarjeta de video de mi reloj, mis zapatos habían recorrido quinientosveinte pasos el día de hoy y uno de mis libros registrados habían sido parte de tres búsquedas, quizás alguien quiere comprarlo, espera opiniones o quiere hacer amigos, sería interesante. Se me entrecerraban los ojos, hasta que caí en pleno sueño.

Algo vibraba en mi tabique, era un mensaje de Lud. Había cambiado los planes, ahora me esperaba en una posada cerca a un canal de televisión. Tenía que ir rápido sino corría el riesgo de arruinar la salida. Como solo tenía dos pares de pantalones de viento y uno acababa de usar hoy día, estaba en la obligación de portar algo de azul eléctrico sobre mis piernas. Me vestí con uno de los polos que me regalaba mi tía cada navidad y listo, me sentía decente para recorrer la metrópoli hasta que la sobreprotección de mi madre resaltó :

- Dev, ponte tu casaca por favor, está haciendo mucho frío en Phramfield — indicaba mi madre mientras practicaba su repostería molecular, una de sus aficiones que más delicias me brindaba.
- Pero madre, estoy bien así — sabía que hablaba en vano, pero intentaba persuadirla a desistir de su idea.

Finalmente terminé con un vergonzoso saco color khaki, ni modo, era dificil cambiar la imperativa opinión de mi madre. Mi viejo me dio un par de lenis para comprar algo en mi viaje - teniendo en cuenta que es el segundo que realizo muchas interrogantes escondía en su mente, pero él sabe que mientras más cosas normales haga un anormal mejor es mejor apoyarle - y además me recomendó que compre condones de grafeno y tuve que explicarle difícilmente y algo ruborizado que mi objetivo no era irme de putas. Cualquier padre pensaría eso de un hijo que nunca sale, de alguien que nunca trajo chicas a casa, de un hijo que nunca recibió llamadas de féminas preguntando por él y de quién nunca se escuchó pronunciar nombres de mujer, de alguien que evidencia ser nulo en relaciones sexuales y de un momento a otro - como por impulso hormonal - decide ir de caza, sediento de carne, con el impulso hirviendo por algo de fricción vaginal.

Salí airoso de mi casa, un poco alegre por lo que acontecía esa noche, y particularmente me sentía como un personaje principal de un videojuego de aventuras virtual. Tenía cien de vida, cien de maná, treinta monedas de oro, un saco que equivalía a más diez de defensa por su peso y textura, unos pantalones que por el color destintado podrían considerarse exóticos y otorgaban veinte de agilidad, un par de gafas que me daban siete de inteligencia pero restaban treinta de sex appeal, zapatillas de los veinte que significaban sesenta de velocidad y un cyphone que simplemente me permitía comunicarme con mis padres y un par de amigos entre Lud, Vector, Rob y Eik.

Luego de media hora de viaje, llegué a la posada "Modus Operancio", ubicada en el sector veinticuatro, me senté en una de las mesas y esperé a Lud mientras jugaba con mis manos tal cual bohemio cuando reflexiona sobre un nuevo poema. Hasta que el sujeto apareció, a lo lejos, algo vacilante, junto a un conocido de la universidad, de repenté divisé como Lud se tropezó y por poco se caía de cara al piso, jadeaba de un lado a otro. Al acercarce a mí, confirmé mis sospechas, Lud estaba ebrio, su mirada borrosa con un acento vago y el equilibrio perturbado delataba su sensibilidad congénita al aguardiente del centro. Era evidente que los planes cambiaron en ese momento, era una aventura nocturna, improvisada, que no podía dejar pasar.


domingo, 10 de noviembre de 2013

Devan #96 - El historial de Dob, el Do-bot.

Devan vivía con su madre, con su familia nuclear. Su madre tiene un caracter díficil de llevar, según indican estos reportes. El siguiente historial fue obtenido de uno de los robots domésticos que solían usar en la familia de Devan, el nivel de detalle reportado es aceptable :

- Hola ma... - Devan se acaba de despertar, rascándose la cabeza trata de saludar a su madre, lleva puestos un polo negro con varios orificios de mediana longitud, pantalones de viento y unas pantuflas rosadas.
- ... - ella le mira con cólera mientras observa atenta la televisión, se puede apreciar un poco de desprecio.
- Me serviré un poco de agua - Devan empieza a preparar su desayuno, selecciona diferentes opciones en el impresor, al parecer se servirá té verde de los montes grises, la marca no se puede diferenciar muy bien.
- Por qué demonios usas mis pantuflas - exclama su madre.
- Ay ma, ya no las usas hace años, las encontré empolvadas por ahí - explica Devan mirando las pantuflas con estampados de rosas.
- Tú tienes tus cosas, siempre haces lo mismo ... - empieza el sermón, su madre gestícula demasiado.
- Recuerda las palabras del maestro eoclen Fr.. - Devan trata de apaciguar a su madre citando una de las frases de un popular maestro dremor, mi base de datos prohíbe imprimir el nombre.
- No me mencioneis a esos adictos del porro, recuerda que estás prohibido de lee .. - regaña su madre, siempre levantando el dedo índice como dando indicaciones.
- Sí, sí, entiendo , no leer el libro, no leer el libro - repite Devan imitando a su padre, el tono de voz es diferente pero gracias a técnicas estadísticas y el estudio del movimiento bucal del individuo en observación se infirió que es el mismo Devan quien habla.
- Venga, que hoy día me ayudas con la cocina, no tenemos ingredientes para el impresor así que usaremos el método clásico y no quiero estropear mis manos - la madre de Devan observa sus manos y las acaricia como expresando protección.
- Necesito terminar unas lecturas ... - trata de explicar Devan, se percibe un poco de nerviosismo, tomando como datos el historial de frecuencias.
- Y cómo ayer haz estado leye.. - casi cerrando los ojos, la madre de Devan reclama algo, no puedo relacionar esta frase con la anterior.
- Está bien, está bien, a lavar platos ... - esas frecuencias me indican resignación, las tengo indexadas en mi historial.
- Apaga a Dob, no quiero pagar mucho por él este mes, estamos ahorrando ¿recuerdas? - su madre ha dirigido sus ojos hacia mi visor, no ha indicado ningún comando estipulado en el contrato, por lo que se descarta alguna orden a realizar, entonces se considera el envío de mensaje hacia algún humano cerca, en este caso a Devan, entonces la madre de Devan le ha comunicado un mensaje a Devan en referencia a mí, y esto quiere decir ... ups, me van a apagar ... liberando caché, cerrando procesos , sudo kill -9 detected ..pss

Bueno, ese fue un pequeño reporte. A parte de Devan y su madre, lo interesante es que al parecer los impresores necesitaban ingredientes naturales en esos tiempos, hahaha, y los robots podían ser adquiridos bajo demanda y pagados por las actividades realizadas mensualmente, interesante dos mil setenta y dos. Espero que le interese mi capitán, nos vemos en las excavaciones submarinas.

Att. George Bash
Arqueólogo intraterrestre.

martes, 5 de noviembre de 2013

Froud, el eoclen.

Algo común entre los hijos de Eoclen - en la depresión de Fatme cerca a los montes grises del reino del Mathme- es la capacidad de controlar el descanso físico y cada una de las fases del sueño, generación tras generación las enseñanzas sobre las artes del reposo se transmitieron entre los miembros de Eoclen, consolidándose ahora como una de las artes y ciencias autóctonas de esta pequeña ciudad.

La historia y voces indican que la amenaza nocturna de diferentes especies salvajes provocó la adaptación de los eoclen a situaciones de insomnio, los más avezados concuerdan en maldiciones, otros se limitan a desmentir las artes despreciando a los estudiosos del reposo y tachándolos de aspiradores de hierba. Lo cierto es que no se tenían conocimiento en los libros de historia sobre el poblado de Eoclen hasta su aparición en el primer gobierno de Agner, es evidente que el deshielo parcial del Fatme liberase de alguna manera a esta -en este entonces- tribu. Por más de tres mil años y sin poder migrar hacia afuera del Fatme a causa del amurallado hielo que cercaba la depresión, el poblado euclen desarrolló habilidades que solo un humano en un planeta sin sol, donde todos los días son noches y las temperaturas no pasan de los diez grados, puede desarrollar. Sin lugar a dudas, la tecnología precedente que en el Fatme se conservaba contribuyó a la supervivencia y evolución de sus miembros.

Froud Hanm, fue un eoclen de veintiún años adicto al reposo, exploró el astral más que ningún otro dremor además de corromper leyes, escribió un libro de estas artes oscuras en hojas de grafeno. He aquí un extracto :

Cuando el sueño haz de dominar,
dominio sobre energía aumentar,
en el preludio del reposo a realizar,
el mantra del faraón debes cantar,
nueva sabiduría por explorar
si zumbido eres digno de escuchar.



[No tenía sueño ...]